Tuvimos la oportunidad entrevistar a Maud Mascré directora de Burning Cars (2020), documental presentado en la reciente Segunda Edición del Docu Film León, que se llevó a cabo del 17 al 22 de junio del 2021.
Burning Cars se ubica en Nueva Caledonia, una bella isla francesa del Pacífico, en la que un gran número de restos de automóviles quemados contrastan con lo paradisiaco del paisaje, y que en voz de sus habitantes descubriremos una serie de matices sociales y económicos que se esconden detrás de estos actos vandálicos.
Por: Jordi Sitjá
Antes de empezar, me gustaría decir que nuestro festival se alegra de contar con tu película. En Burning Cars escuchamos diferentes voces, sobre las que predomina una opinión silenciosa pero gráfica, que es la de los jóvenes que roban y queman los coches. Me gustaría empezar preguntándote:
¿Cuál es una de las principales motivaciones que te llevó a documentar esta aparente protesta de los jóvenes de Nueva Caledonia?
MAUD MASCRÉ [M.M.]: Llegué a Nueva Caledonia sin conocer el contexto social y político de la isla. La primera vez que conduje por la isla, ya estaba enamorada de estos paisajes paradisíacos, de esta laguna impresionante, de esta vida alejada de todo. En cuanto salimos de la ciudad principal, vi todos esos coches quemados por todas partes en las carreteras. Me llamó la atención lo falsos que parecían estos coches quemados en un entorno tan natural.
Entonces el comentario habitual era sobre la delincuencia de estos jóvenes que vienen de las tribus de la isla y no tienen otra cosa que hacer. La vanidad del gesto.
Fue la primera vez que me di cuenta de esta profunda división de la población, de los problemas de estas sociedades que conviven con los prejuicios, la ira, la intolerancia y la incomprensión.
Y finalmente, comportamientos duros y violentos, difundidos bajo una voluntad de apaciguamiento de la mayoría.
Para contextualizar, la población kanak, presente en la isla antes de la colonización francesa, defiende históricamente su derecho a la independencia, mientras que otras partes de la población destacan la situación geoestratégica y globalizada que legitima la presencia francesa por razones de seguridad, educativas, financieras y económicas.
Obviamente, la realidad es más compleja que este breve resumen.
Por eso, me conmovieron cada día las huellas de este desequilibrio, visibles en todo momento y a todos los niveles.
Escuché frases sorprendentes en contextos totalmente diferentes (autostop, amigos, nuevos encuentros...), por ejemplo sobre la seguridad en la isla, y me hubiera gustado que la gente hablara con sus prejuicios o sus análisis y sus contradicciones.
Entonces me vino a la mente el símbolo de los coches quemados.
Me apetecía acercarme un poco más a los puntos de vista que no había escuchado antes, preguntándome si podía hacer que la gente hablara un poco más profundamente a través de los testimonios. Esa fue mi principal motivación para esta película.
Primero dejé un anuncio en el periódico para pedir testimonios, puntos de vista, y los redactores me disuadieron mucho de hacer esta investigación, que echaba leña al fuego de la división.
Fui a la comisaría para conocer las cifras objetivas y las investigaciones reales (y no los fantasmas de todas las historias escuchadas hasta ahora), pero el jefe de comunicación me miró como a una ingenua que se va a meter en un lío y se despidió amablemente.
Era plenamente consciente de que se trataba de un tema delicado.
No soy una persona exaltada y me di cuenta de que todo el tiempo me solicitaban estas preguntas, ya que desde hacía un año había trabajado con personas de diferentes orígenes y había comenzado a integrarme más profundamente en el país, sentía que podía abordar el tema con la suficiente amabilidad como para no despertar simplemente la ira o la provocación.
Así que un día cogí mi pequeño coche, mi cámara 7D, una grabadora de sonido y un trípode, y me dirigí al norte.
Me detuve en el camino cuando vi coches quemados, y más tarde empecé a entrevistar a las personas que encontré cerca de estos coches, viviendo en tribus a lo largo de la carretera.
La lectura de la situación al escuchar a los entrevistados es muy buena. En el momento del montaje, ¿Cuáles fueron tus criterios para seleccionar las entrevistas para el corte final?
[M.M.]: Pensé que esta película formaría parte de un proyecto más largo, con otras opiniones, contrapuntos, y cuestionando algunas de las cosas expresadas por estas personas en las carreteras. Pero al final, la riqueza de los testimonios me hizo decidir que el proyecto fuera más compacto. Me sorprendió lo que me aportaron.
Opté por mantener las verdades subjetivas en el montaje, así como ciertas imprecisiones y, sobre todo, los significados implícitos. Por ejemplo, la frase de los adolescentes diciendo que los coches robados son sólo los de los blancos porque los roban delante de los chalets no es lo que escuché de las víctimas de estos robos. Pero todo lo que hay detrás de este pensamiento general o confidencia de estas jóvenes, cercanas a estos chicos de la misma generación, fue tan valioso por lo que dice de la mirada crítica que tienen sobre la desigualdad en el país, el racismo mutuo y las justificaciones del mismo. Esto ilustra la frase que dijo antes la chica, que para los ladrones, estos blancos eran los ladrones de su tierra.
Burning Cars (2020) dir. Maud Mascré
Personalmente, algo que me pareció muy especial de tu documental es que donde vivo, hace dos años ocurrió algo similar a tu documental en mi barrio, donde se incendiaron coches sin encontrar un culpable ¿Qué paralelismos encuentras entre lo ocurrido en Nueva Celidonia y otros lugares del mundo, donde ocurren fenómenos similares?
[M.M.]: No me gustaría analizar algo que no conozco, así que me sería difícil comparar con otros lugares, porque todo lo que grabé allí fue comprensible para mí, aunque a veces fuera sorprendente o inesperado, pero lo pude palpar viviendo allí.
En cuanto a las razones profundas de estos coches quemados en Nueva Caledonia, la película sólo toca las razones profundas, abriendo la puerta con los matices que, espero, hacen que quieras entender y saber más.
Pero en otros lugares, el contexto y las razones pueden ser diferentes.
La ira, la rabia, me lo imagino. Después de esta película, no creo que estos actos realizados a tal escala puedan ser sólo el pequeño placer de una juventud aburrida. Siempre dice algo sobre la infelicidad, el malestar, y aunque las reivindicaciones políticas parezcan a veces una excusa, la violencia, el sentimiento de estar abandonado está ahí y es real.
¿Qué valor encuentras en el documental dentro de un mundo tan interconectado?
[M.M.]: Para mí, el documental es una herramienta de expresión absolutamente importante, y el mundo actual le da la posibilidad de viajar o de ser visto más allá. Esta película se desarrolla en un contexto poscolonial que se ignora y que me alegra haber podido compartir y mostrar.
Nueva Caledonia ha sido colonizada por Francia, y los franceses ni siquiera saben que existe. Me emociona que esta historia de jóvenes que roban y queman coches en medio del Pacífico pueda llegar e interpelar a los espectadores de México.
También soy sensible a estas cuestiones de legitimidad, que provienen de la interconexión. ¿Estoy legitimado para contar algo sobre esta isla cuando he crecido en Europa? ¿Soy legítimo para expresar el malestar de una parte de la juventud en relación con temas que yo no viví a su edad?
Al mismo tiempo, ¿Qué mejor manera de escuchar y cuestionar esta singularidad que desde una perspectiva que no es completamente nueva, pero que tampoco está completamente asqueada de esta querella histórica? ¿Y no es absurdo que esta película sea vista en los países lejanos de esta isla por personas que no están directamente concernidas?
Bueno, creo que si la interconexión da a los documentales la posibilidad de acceder a otros puntos de vista, a otras formas de pensar, de hacer, entonces creo que aporta riqueza.
Y por último, ¿Cuáles son tus proyectos a futuro?
[M.M.]: Estoy asomando la nariz como documentalista. Empecé realmente con esta película, Burning cars, porque el tema de esta división de la sociedad en Nueva Caledonia me resultaba muy cercano. Antes de eso, trabajaba como editor y como operador de cámara.
Empecé otro proyecto de documental en Nueva Caledonia, sobre un increíble grupo de danza burlesca que nació en la isla y actúa a nivel internacional, un cuestionamiento del cuerpo, de la confianza en uno mismo, de la relación con los demás en una sociedad micro insular donde las palabras viajan rápido...
También estoy iniciando un proyecto sobre un grupo de loros amazónicos que han fijado su residencia en un parque de la ciudad alemana, y un excéntrico artista que lleva años fotografiándolos.
¿Y dónde se puede encontrar más información sobre tu trabajo cinematográfico?
[M.M.]: De momento estoy presente en Facebook, hay una página dedicada a Burning cars y al recorrido de la película.Agradecemos tus respuestas Maud Mascré, y tu participación en Docu Film León 2021