CRÍTICA

MATAR A DIOS (Dir. Pintó & Caye, 2017).

Por:  Daniel Aguilar Torres  @taco_mutante

Matar dios

Fotograma: Matar a Dios.

Comentamos la cinta Matar a Dios, comedia negra disponible en Tubi y Amazon Prime Video.

La noche de un matrimonio en crisis que recibe al padre de Carlos y a su hermano para pasar el Año Nuevo en una casa de campo, se torna más incómoda cuando, de manera inexplicable, un enano sale del baño y se presenta como Dios, anunciando que ha decidido acabar con la humanidad y sólo dos personas que ellos han de elegir podrán sobrevivir.

La excéntrica primicia de Matar a Dios (dir. Pintó & Caye, 2017) no busca engañar a nadie: estamos aquí por el placer de la blasfemia, el absurdo y el humor negro, que tantos y tan dignos representantes ha tenido el cine español. Quien busque otra cosa, lo hallará en una cinta distinta. Su descaro es virtud; asume la misión no de buscarse lugar en la Historia del cine, sino de aprovechar 90 minutos de metraje para hacer reír.

Esa franqueza sobre su limitada ambición podría originar el mayor reproche potencial: que, pese a los postulados nietzscheanos que el título sugiere, las ideas existencialistas y dilemas morales (que sí los hay) son herramienta para los chistes, no resultado de ellos, dejando ir la oportunidad de una sátira más punzante. Pero es difícil reprocharle no ir más allá cuando cumple formidablemente su pequeño cometido. Quizá las piezas queden puestas para que a posteriori alguien retome con más ponzoña el punto de partida.

En relación a Matar a Dios se ha hablado mucho de El ángel exterminador (1962), con la que tiene innegables vínculos, pero Caye Casas y Albert Pintó se inscriben más claramente en la escuela esperpéntica serie B de Álex de la Iglesia (El día de la bestia, Perfectos desconocidos), con símiles aciertos y flaquezas, que en la anti-tradición de Buñuel, no por ello siendo menos efectiva por derecho propio esta ópera prima.

Un machista empedernido, una hipersensible con miedo al cambio, un suicida con el corazón roto y un viudo dionisiaco se nos presentan como la última esperanza de la humanidad en esta especie de Funny games (Haneke, 1997/2007) sacro. Nosotros, como el enano cruel, la pasamos bien viéndolos sufrir. Son arquetipos identificables que, sin embargo, funcionan gracias a un elenco entregado y de química notoria (destaco a Itziar Castro por ser a la vez el único personaje femenino y el más empático entre una banda de patéticos), respaldados por la originalidad de una propuesta cuyas bromas dan en el blanco casi siempre, no obstante, es necesario reconocer, momentos donde roza la repetición y la predictibilidad.

El resultado final ofrece más de lo que carece, y eso supo verlo la audiencia en el Festival de Sitges, foro especializado en cine fantástico y de horror, que le otorgó el Premio del Público en 2017. Teniendo como estandarte la comedia oscura y a sus intérpretes como carta principal, también presenta logrados valores de producción que vencen las limitaciones del bajo presupuesto. El filme augura futuro para sus directores, que contaban ya con notoria experiencia como cortometrajistas (Nada S.A. [2014], su corto más conocido, es referenciado en este largometraje y puede verse en Vimeo).

Esta crítica tampoco busca engañar a nadie: Matar a Dios dista de ser una película perfecta. Pero en su lugar otorga autenticidad e ingenioso entretenimiento, combinación que se antoja irresistible. La sencillez es una cualidad frecuentemente infravalorada: para apreciarla se requiere de un momento, de un cierto ánimo. Y es probable que no haya mejor ocasión para revisar una cinta de encierro apocalíptico que ahora, encontrándonos en homónima situación. Con fortuna, alcanzaremos aquello que los griegos llamaron catarsis. Si no, tenemos las otras 22 horas y media del día para tomarnos las cosas en serio, preocuparnos por la muerte, las divinidades y la trascendencia.

Matar a Dios se encuentra disponible gratis en Tubi TV. Da clic aquí para verla.
También es parte del catálogo de Amazon Prime Video para suscriptores. Clic aquí.

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