Entrevista | Sead Sabotic y Lea Varushev

En el marco del estreno de este largometraje en la Segunda edición de DOCU FILM LEÓN, a través de la sala virtual de Retransmisión y el Cine Club de la Universidad de Guanajuato, entrevistamos a esta dupla de cineastas sobre los retos de filmar en prisión, la forma en la que retratan la construcción de lo masculino y la horizontalidad en el proceso de filmación de una cinta como esta.

 

Por: Daniel Torres

 

El boceto de un tatuaje, un partido de fútbol, The unforgiven de Metallica. En Twins Woven From Dreams, ópera prima de Lea Varushev y Sead Sabotic vemos pequeños momentos en la vida dentro de la prisión del Distrito de Belgrado.  La vida parece transcurrir con normalidad dentro del penal, pero Marko, Nemanja, Jovan y varios reos más se enfrentan a su propio miedo a la libertad, en la víspera de su salida. Piensan en sus familias y comparten algunos últimos momentos con sus compañeros, ante la sensible cámara de Varushev y Sabotic.

¡Hola, Lea y Sead!

Mi nombre es Daniel Torres [D. T.] y soy uno de los programadores de Docu Film León. Twins Woven From Dreams nos impresionó muchísimo y estamos muy emocionados y emocionadas por compartir su película con las audiencias mexicanas. En esta pequeña entrevista, intenté mezclar algunas preguntas que sé que tendrá el público con mis pensamientos personales sobre su documental.

Me gustaría iniciar preguntando, ¿Cómo empezaron a trabajar en conjunto? ¿Y cómo nació Twins Woven From Dreams?

 

Lea Varushev [L. V.]: Gracias, Daniel, por las palabras tan lindas sobre nuestra película ¡significa mucho para nosotros! Sobre tu primera pregunta, Sead y yo nos conocimos en la Facultad de Artes Dramáticas de Belgrado, estudiando la maestría. Los dos éramos nuevos aquí porque Sead venía de la Academia en Montenegro y yo de la Facultad de Derecho. A ambos nos interesaba trabajar en un documental. Decidimos filmar en prisión, pero durante mucho tiempo buscamos el tema principal. La película es nuestro trabajo de maestría de la Facultad de Artes Dramáticas de Belgrado: Sead como estudiante de dirección de cine y yo como estudiante de producción cinematográfica.

 

D. T.: Algo que me encanta de su película es cómo reflexiona sobre la masculinidad, ¿esto era parte de la idea inicial del proyecto, o algo que encontraron en el camino?

Sead Sabotic [S. S.]: Creo que de alguna forma es algo natural en los Balcanes. La cuestión de la masculinidad siempre se mira desde los estereotipos y el patetismo. Intentamos mostrar con la película cómo se ve en circunstancias muy específicas: en prisión. Ahí, la masculinidad se esconde hábilmente y se muestra en momentos cuidadosamente elegidos.

 

D. T.: En México, la mayoría de las personas percibimos el sistema penitenciario como un fracaso, un lugar que no provee herramientas para la reformación, sino que sólo encierra gente inocente, o algunos criminales hasta que reincidan. ¿Cuál es la percepción general de las prisiones en Belgrado? ¿A qué tipo de estigmas se enfrentan estos hombres al salir?

L. V.: En Serbia hay muchos prisioneros reincidentes. De cualquier forma, en las cárceles hay programas de resocialización, trabajan con oficiales de tratamiento, psicólogas y trabajadores sociales, y creo que significa mucho para ellos. Hay muchos tipos de programas sociales; apoyo psicológico, arte terapia, educación para los convictos y escolarización, como a la que fue Marko, uno de los protagonistas. Nuestros protagonistas dicen que esas conversaciones con psicólogas y programas especiales los han cambiado para bien. Además, si tienen buen comportamiento, los convictos pueden trabajar en prisión y reciben una compensación financiera por ello.

Cuando son liberados de prisión enfrentan múltiples problemas, como la imposibilidad de obtener documentos personales, o no encontrar trabajo. Y para algunos convictos es muy difícil adaptarse a una nueva vida en la comunidad, sin un valioso apoyo social. Y por eso la película nos cuenta del miedo a la libertad y cómo un convicto, cuando sale, reinicia desde números negativos, no desde cero.

 

D. T.: La película casi siempre se queda dentro de la cárcel. ¿Existió la tentación de seguir filmándolos en el exterior?

S. S.: No, en el sentido de que es una parte integral de la historia. Individualmente, sus historias de vida son interesantes, pero están buscando un lugar propio ¡lo que sería una película nueva! Sobre todo, queríamos quedarnos en la prisión lo más posible para sentir el efecto de cercanía y de falta de vitalidad tan fuerte como fuera posible. La escena en la que Marko Manić se encuentra con su esposa es muy emocional y “fuerte”. El único momento en que la cámara sale de la prisión entrega emociones muy intensas y un profundo sentido de cuán importante es la libertad. Y por supuesto, la vida en la prisión tiene que continuar…

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D. T.: ¿Cómo desarrollaron este tipo de intimidad, para que estos hombres les mostraran sus fragilidades y temores? ¿Y cuánto tiempo estuvieron en la prisión, como para que ellos aceptaran la presencia de la cámara con tal naturalidad?

S. S.: La fase de pre-producción duró un buen tiempo e involucró principalmente mi estadía en la cárcel, para hacerme una idea directa de cómo funciona el sistema penitenciario (Lea trabaja en la prisión). Durante los preparativos, decidimos quiénes serían los protagonistas definitivos de la película. Durante esos momentos, pasamos mucho tiempo hablando de todo con ellos. Claro, si hubiera conocido sus miedos y debilidades, ellos también habrían conocido mis más ocultos temores… Al avanzar, supieron que éste no sería un documental típico, lo hablamos un montón. Ellos sugirieron cómo debían verse algunas escenas. Fue como si, al final del día, el proceso de hacer esta película también fuera como una terapia. Nos cuestionamos los límites, nuestros y suyos, sobre la intimidad. El proceso fue transparente y siempre sabían por adelantado qué haríamos y cómo.

 

D. T.: ¿Podrían describir cómo es un día normal de rodaje en una prisión? ¿Qué procesos tuvieron que atravesar para poder filmar en un lugar así?

L. V.: Yo trabajo en la prisión, como abogada, y eso ayudó mucho a tener una buena organización del rodaje. Conozco el espacio y a los guardias, así como a algunos prisioneros. Todos nos ayudaron mucho. Fue importante explicar sobre qué era la película, para que ambos -la administración de la prisión y los convictos- comprendieran qué resultaría. Les explicamos que queríamos grabar cómo los convictos piensan en sus familias y cómo las cuidan aunque estén alejados. Tuvimos buena comunicación y pasamos mucho tiempo riéndonos. El rodaje duró dos semanas exactas. El equipo era pequeño y nos llevamos bien con los convictos. Le decían “hermano” a nuestro camarógrafo y que el director de fotografía era “un buen tipo”.

 

D. T.: Sead, ¿haber hecho una película como esta cambió tu percepción de lo que significa “ser un hombre”?

S. S.: Creo que trabajar en esta película no influyó decisivamente mi percepción de lo que es “ser humano”. Pero ciertos eventos dentro y fuera de cámara ciertamente tuvieron un fuerte impacto en mí, tanto en lo emocional como en lo analítico. Aunque son convictos, lo que seguido se categoriza como algo malo, creo que muchas cosas honestas y honorables pueden escucharse y aprenderse de ellos. Creo que eso se siente de alguna manera en la película.

 

D.T.: ¿Sus protagonistas o sus familias ya vieron la película? ¿Siguen en contacto con ellos?

L. V.: En el estreno de la película, que fue en Belgrado, los principales protagonistas y un par de secundarios vinieron al festival BELDOCS. Fue extraño para ellos verse en la gran pantalla, así que se reían y platicaban durante la proyección. Tras la exhibición, subieron al escenario y respondieron preguntas junto al equipo de la película. La audiencia reaccionó genial, los convictos recibieron un gran aplauso y les preguntaron muchas cosas. A ellos les gustó mucho la película y también quieren que sus familias la vean.

Ahora yo sigo en contacto con ellos, Marko trabaja y juega futbol para el FC Village de Mladenovac; Nemanja estudia matemáticas y toca el violín con sus hijos, y Jovan viaja mucho. Los protagonistas están tan felices como nosotros de que la película esté en un festival en México, ¡porque todos amamos México!

 

D. T.: ¿Pueden hablar un poco sobre sus próximos proyectos?

S. S.: En este momento estoy trabajando en dos proyectos, e investigando material para un tercero… El COVID ha alentado drásticamente el trabajo en las películas, así que hay mucha incertidumbre y nerviosismo.

L. V.: Mi nueva película es sobre un antiguo templo católico en un pequeño pueblo en Serbia. Es una comunidad que está muriendo, quedan unos pocos creyentes, que son ancianos, pero la llegada de un joven sacerdote lo cambia todo. La película se llama Miracle [Milagro].

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Twins woven from dreams puede verse del 21 al 22 de junio en las salas virtuales de Retransmisión y del Cine Club de la Universidad de Guanajuato, exclusivamente dentro de territorio mexicano, como parte de la Selección Oficial de Docu Film León.